sábado, 30 de mayo de 2020

Cuando el Covid-19 toca tu puerta…


El mundo comenzó a cambiar el 31 de diciembre del año recién pasado, cuando se notificó el primer caso de Covid-19 en la ciudad de Wuhan.
El virus se ha esparcido con rapidez por toda la tierra, contabilizando ya más de 5.884.000 casos y más de 361.000 fallecidos; antes de espantarse con estas cifras, no olvidemos que el planeta tiene 7.700.000.000 millones de habitantes (Fuente: Las Naciones Unidas).


En Chile, este cambió ocurrió el día 3 de marzo con el primer caso: una persona de 33 años, con antecedente de viaje durante un mes por distintos países del sudeste asiático. Hasta el día de ayer, se registraron 3.695 nuevos casos de covid-19 y 54 fallecidos, sumando un total de 90.638 contagiados y 944 muertos.

A hora les cuento como el covid tocó mi puerta… A inicios del mes de abril, nos enteramos que nuestros tíos Chilenos-Brasileños (a quienes llamaremos Gloria y Alfonso), residentes en Blumenau (Brasil), dieron positivo al examen del covid-19. La verdad es que la noticia fue muy inesperada, ni por un momento sospechamos que podían enfermarse, porque llevaban casi dos meses en cuarentena voluntaria. 


Mi tío era jubilado, y Gloria trabaja en el hospital, pero por su edad la enviaron a su casa. En un principio, nadie sabía cómo podían haberse contagiado si estaban en confinamiento. 
La primera hipótesis se relacionó por una compra hecha vía delivey. Pero después supimos que Gloria había ido al hospital.
Podríamos sacar una reflexión a raíz de esta situación, todo ocurre en el momento y lugar en que debe suceder, y así es justamente como le pasó a mi tía.

Ambos contagiados. A ella afortunadamente le dio un resfrío fuerte, pero no tuvo dificultad para respirar (técnicamente conocida como disnea). Lamentablemente a mi tío Alfonso se le complicó esta impredecible enfermedad. 
Fue trasladado al hospital en Blumenau donde tuvo que ser intubado de manera urgente, sin saber cuál sería el resultado. Ese fue el último día en el que Gloria pudo ver frente a frente al tío Alfonso.


Sola, dentro de la habitación que compartía con su esposo, Gloria, vivió días angustiantes esperando noticias sobre la salud de su esposo. Todos los días recibía una llamada del médico tratante para informarle el estado de salud de Alfonso y ella a su vez, transmitía vía audio de whatsapp, la información los familiares y seres queridos.


Las noticias en los audios parecían no cambiar. Lamentablemente el estado de salud del tío no variaba. Recuerdo perfectamente escuchar mensajes como: “Hola Lelita (nombre que le otorgaremos a la única sobrina viva), está todo igual, continua sedado, intubado, el riñón y el corazón están bien, hay que continuar rezando por él”. otros días escuchábamos:  “Lelita, las noticias de hoy no son muy buenas, el doctor dice que le entró una infección al pulmón porque lleva tiempo en conectado y eso aumenta la probabilidad de que aparezcan infecciones”. Los pronósticos de vida del tío, podían cambiar de un día a otro. La cadena de oración por el se realizaba todos los días a las 21 hrs.




El tema que muchos desconocen, es que una vez que el paciente ingresa a urgencia por coronavirus, existen dos opciones: o lo ves saliendo convaleciente en silla de ruedas o tristemente en un ataúd. Y en el proceso, no puedes hablar por teléfono, las únicas noticias que recibes es cuando te llama el doctor unos minutos para contarte novedades.

La madrugada del día 10 de Mayo, justo para el día de la madre, recibo un audio de mi hermana contándome que el tío había fallecido. De inmediato pensé en mi madre, acababa de fallecer su último familiar sanguíneo, y recuerdo cuando me decía lo que significaría el día que su tío falleciera.

Lo triste de morir por coronavirus, es que no existen ceremonias ni funerales como siempre ha sido, con esta pandemia, sólo pueden estar presentes tres personas en el proceso. No puedo imaginar cómo sería la situación de estar un día en el cementerio a un metro y medio de distancia, sin poder abrazarnos, sin poder tocarnos ni llorar juntos este triste momento…


Ese día, el tío Alfonso fue uno más de las 11.123 fallecidos por CoronaVirus, y de los 162.699 personas contagiadas acumuladas. Aquél triste día en que las cifras no fueron sólo un tema de números, ese día las estadísticas se mezclaron con el corazón.



2 comentarios:

  1. Como bien dice el relato...una situación que nadie podía predecir... doloroso y complejo sin duda todo el contexto. Muy generosa al compartirlo.

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    1. Así es Lunita, muy doloroso.
      Gracias por escribirme
      un abrazo
      Gobo

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