sábado, 24 de julio de 2021

Carta a mi primer amor…

¿Sabes lo que pienso de ti?... ¿te lo imaginas?... te cuento que muchas cosas ni siquiera se te pasan por la mente, otras te las he dicho de frente y otras que te imaginas y no son ciertas. Aunque pensándolo bien las cosas negativas nunca me he sido capaz de decírtelas de frente, más de un vez te las he "tirado como talla". Las positivas en cambio te las he dicho más de una vez, incluso te he dicho que me gustaría que mi pareja fuese como tú, digo que no pero en el fondo de mi corazón sé que hay una parte mi que lo siente así.

¿Sabías que de los primeros recuerdos que tengo apareces tú?... recuerdo cuando jugábamos en la piscina, nos subíamos a la moto para ver las casetas de porotos verdes, cuando nos dejaste de sorpresa huevitos de pascua debajo de la almohada cuando no vivías con nosotros. Recuerdo como me protegías de las travesuras de la Pau, los tremendos asados que cocinabas y como los disfrutamos siempre en familia, la vez que me escribiste una carta para una terapia y decías que me definías como "la hija perfecta" esa parte sinceramente me gustaría que la recordaras así como la recuerdo yo. Como olvidar cuando bailamos para un día del padre en el colegio junto a mi amiga Silvia y su padre; y también en mi graduación de cuarto medio, no te imaginas lo importante que me sentí y lo orgullosa de estar bailando contigo, eras el más elegante y guapo de todo el salón.

Me imagino que todos los días al sentir una molestia en la espalda, te acuerdes de la vez que fuimos de vacaciones familiares a las termas de Puyuhuapi, y que por jugar a llevarme a “tota” en la piscina, ésta se te dañó irreparablemente y eso haz tenido que sobrellevarlo con tus sagradas rutinas de ejercicios mañaneras y tus caminatas vespertinas.  

Me hacías sentir que yo era tu regalona, que me amabas más que a mis hermanos, lamentablemente el tiempo y las circunstancias hacen que las distancias se acrecienten, y esa misma distancia parece ser irreversible, el orgullo para ambos es nuestro peor enemigo.

Dentro del abanicos de hombres te considero muy poco común, no he visto persona más ordenada, con una pulcritud impresionante, siempre impecable… rim-bom-ban-te; vanidoso a morir, de hecho si buscas en el diccionario la definición de vanidoso ahí apareces tú.

Eres el único hombre que permito me toque la cara porque sé que no han pasado ni 5 minutos desde la última vez que las lavaste, tanto así que tus dedos se adornan con pequeñas grietas, esas que más de una vez ha hecho que tu celular no reconozca tu propia huella.

Me impresiona lo trabajador que eres, como haces que todo funcione, así como lo hacen los malabaristas con sus palitroques. En su momento, no sólo te preocupabas de tu casa, sino que la de los abuelos, del departamento donde vivíamos con mi hermana, no sé cómo lo hacías porque yo con dos cosas me estreso.

Para que decir la elegancia que siempre llevas muy bien puesta, resaltas en Ovalle, donde vas eres un gentleman, hasta los 69 bien mantenidos años matas con las “chiquillas”, en el negocio cuando te dejas ver, a las señoras se les "cortan los chitecos" y he visto como se acercan a preguntarte por todos los precios sólo para conversar contigo.

De ti y de mi mamá aprendí lo que es verdaderamente la humildad, que no es la plata lo que la define a las personas sino la forma en como tratas desde un mendigo hasta un magnate.

Tal vez no te acuerdes, pero yo lo hago perfectamente, cuando un día yo ya había comido un postre y quería otro, tú de inmediato me lo cediste y recuerdo la frase “yo dejo de comer para que coman ustedes”, en cambio mi mamá dijo “Shi, si tú ya comiste”… hasta el día de hoy le tiro la talla.

Me enseñaste el valor del dinero, cuánto cuesta ganarlo y pensar dos veces antes de despilfarrarlo, que los regalos aparecían sólo  para las fechas especiales y que tener una vida acomodada no te da derecho a tenerlo todo sin esfuerzo. Como olvidar cuando nos duplicabas el dinero con el que regresábamos de las vacaciones, por supuesto siempre la que llegaba con plata era yo, creo que fui tu mejor alumna en eso y lo sigo practicando a diario. 

No sé como cambiaron tanto las cosas, de ser tu confidente y partner a ser una hija más, ese privilegio forma parte del pasado, al menos eso siento; siento que después de mi voluntariado de tortugas marinas en Ecuador, nunca volviste a ser el mismo conmigo, esa complicidad quedó en el terminal de buses de Ovalle antes de partir, será que por primera vez seguí mi intuición a pesar que te oponías y te sigues oponiendo, no sé porque, yo me siento orgullosísima de haberlo hecho, ni por un segundo me arrepiento.

También debo reconocer tu lado negativo, así como todos lo tenemos. Tienes un genio de los mil demonios, para que decir la poca y nada paciencia que tienes, al parecer llegaste tarde a la repartición de esa virtud. A veces me dan ganas de revelarme y decirte mil cosas que se que para ti serían dolorosas, pero también sé que luego me arrepentiré y no sé si sería capaz de pedirte perdón, verme débil no está en discusión.

Te obsesiona el tema de las comida, no por un tema de calorías sino por el tema de la diabetes… no comes un alimento si tiene más de 15 gramos de hidratos de carbono, y si una galleta tiene 30 gramos, sólo te comes la mitad, tienes una fuerza de voluntad en-vi-di-a-ble y eso va para todo orden de cosas.

Este último tiempo que has tenido tus bajones, he sentido muchas veces ganas de abrazarte, me pican los brazos por hacerlo, pero hay algo que me frena... me encantaría que lo supieras, que supieras que te amo con todo mi corazón, que pase lo que pase siempre serás mi superhéroe pero que ahora ese superhéroe ya tiene sus añitos y es él quien necesita que lo cuiden, lo protejan y lo acompañen…

Con amor… Runi

1 comentario:

  1. Muy lindo!! Sencillo, emotivo y auténtico.. muy tú! Me encantan tus artículos!!!🥰🥰. Te kero mucho

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