martes, 23 de agosto de 2022

Brindo por mi familia


Desde que tengo uso de razón, sagradamente y sin motivo alguno, nos reuníamos todos los domingos en casa a disfrutar en torno a un asado, pero lo mejor de esto eran los preparativos, pues cada uno tenía una tarea asignada. Mi familia de cuna éramos sólo 5: mis padres, mi hermano, mi hermana y yo; en cambio la familia del corazón siempre al menos se duplicaba. 

Recuerdo que las tareas del colegio por hábito se debían tener listas el sábado; el domingo era el día sagrado para compartir en familia, para conversar lo que en la semana por tiempo se postergaba, para romper la dieta y para reír hasta que nos doliera el estómago, porque la risa era lo que primaba en ese… mi día favorito…

Todo comenzaba el día anterior. El “maestro” (personaje que desempeña labores de carpintería, jardinería y mecánica en casa) dejaba el carbón al lado de la parrilla, ese era el comienzo. La carne se compraba el día sábado en ese entonces famoso supermercado “San Juan”. Algunas veces se compraba el favorito de mi papá: el asado de tira, otras veces la  punta picana, la palanca, el entrecot, carne para preparar fierritos, pollo, las famosas ñañas pero que pucha que costaba encontrar, aunque sin lugar a dudas, la más deseada de todas era la carne de cordero (de los que criaba mi padre).

El día domingo ma-dru-gá-ba-mos, le hago hincapié porque nadie en su sano juicio puede levantarse un día domingo a las 7:30, yo me imaginaba a todos mis compañeros durmiendo, menos nosotros, los González Boric… en fin!. El desayuno por lo general se tomaba en cama viendo un poco de tv, que en ese entonces el único programa para sintonizar era “El pabellón de la construcción”; no podíamos regodearnos porque sólo teníamos cinco canales, de los cuales en tres aparecían las líneas verticales de colores. Luego de eso, cada uno se iba a comenzar con sus tareas designadas.

Las mujeres partían a la cocina. Eran las encargadas de hacer las ensaladas. El infaltable pebre, las papas mayo con zanahoria (con mi hermana nunca entendimos porque no las hacían con arvejas), las habas con cebolla pero peladas (la que le tocaba pelarlas quedaba con las yemas de los dedos “tignadas” de negro, pero así son los gustos simples de los González Boric), la completa Barraza (ensalada que conocimos en un restaurant y quedamos fascinados, consiste en lechuga, tomate, cebolla… más que simple), el aclamado arroz cocinado por la gran “Chica Lidi” -una de las viejitas más importantes en mi vida que llegó a casa un día a pagar una letra de Gonart, no se fue más así que ma pasamos por la libreta-.

Luego venía la preparación del aperitivo. Por tradición no podía faltar el famoso pisco sour… pero no cualquier pisco sour, tenía que ser con la medida 133 como el número de los carabineros: una medida de limón, tres medidas de pisco y tres cucharadas de azúcar flor (actualmente es reemplazada el azúcar por una medida de goma); y por supuesto, con su apoteósico picoteo, empanadas o choripanes, así que comprenderán que el día lunes la retención de líquidos era inminente.  Mientras se preparaba todo esto, el café y la conversa eran el toque especial…

Mi padre era el encargado de preparar el asado… esa era su labor. Recuerdo que tenía su técnica, nada era al azar. El carbón que se usaba tenía que ser de espino. Para encender el fuego se armaba una especie de ruca alrededor de una botella cubierta con diario, al que llamábamos “maraco”. Nunca supe porque ese nombre, sólo escuchaba, “préstame papel para hacer em maraco” “traigan el maraco”... El famoso “maraco” era una botella de vino que se cubría con papeles de diario “amuñados” y eso hacía que el fuego prendiera y agarrara como coloquialmente se dice, porque JAMÁS se usaba secador o algo por el estilo, eso sí que era un pecado mortal. Luego se desparramaban las brasas cuando el carbón tomara el color rojo y no salieran llamas, después de todo ese ritual se instalaba la parrilla. En ese momento los primeros vasos llegaban al dedo chico y las empanadas o choripanes era los invitados más esperado.

Mi padre ponía la carne a la parrilla con la siguiente regla de oro: la carne había que darle la vuelta cuando comenzaba a sangrar y ahí sólo ahí, se le aplicaba la sal por el lado tostado. A la hora se le daba la vuelta nuevamente y se aplica la sal por ese lado, se dejaba hasta el punto justo que con tanta práctica ya se lo sabía de memoria, a la mayoría nos gustaba más bien tres cuarto, a excepción de mi hermana que le gustaba a punto.

Llegaba la hora en que la carne estaba lista y todos exclamaban:

-        -Uy que estoy satisfecho!! Comí tanto!! Para la próxima no pongan tanto para picar…

Pero después de igual forma todos terminábamos con los platos como pirámide con comida.   

Muchas veces añadíamos tres mesas para que pudiéramos sentarnos todos juntos, recuerdo ese famoso juego de comedor blanco de plástico, el que una vez mi papá se fue a tierra; ese otro juego de comedor salmón que pertenecía a la cocina o esos tablones de madera que usábamos cuando los comensales abundaban… aún me pregunto… ¿de dónde sacábamos tanta loza?...

Estábamos por lo menos una hora y media comiendo, cuando ya sentías que no podías más, llegaba un trozo de carne “chilrriando” como decimos que te guiñaba el ojo y terminabas comiéndotelo de todas formas… Los salud, los chistes, las ensaladas, la fuente de carne iban y venían, el compartir los cubiertos era parte de la tradición. Más de una vez alguien decía “quedé como la reina de Barraza” (por historia de lo que dijo la Reina de Barraza: “quedé sudá como yegua y rellena hasta las retetas”).

En mi familia no se conversa… se grita… cualquiera que nos escucha desde afuera creería que estamos peleando, pero no… somos así y así nos respetamos, nos amamos y nos reímos de nosotros mismos. Es tanto así que donde trabajamos nos tiran la talla diciéndonos que si estamos en la feria… es un temón!.

Si terminabas y descuidabas tu plato, mi madre te repletaba el plato de carne, y eso era pan de cada domingo.

Luego venía el infaltable postre… mi mamá siempre nos deleitaba con algo rico, tiene unas manos de monja… realmente impresionante... Todos estábamos que explotábamos pero al postre jamás se le decía que no. Algo que recuerdo muy bien, es que mi padre siempre molestaba a mi mamá y le decía “está rico María pero no lo haga más”, pero de igual forma terminaba raspando la fuente.

La sobremesa se extendía hasta la hora de onces, era realmente entretenida; entre bajativos, aguas de hierba, cafecitos, cigarrillos, puros, charlas, juegos, las horas corrían sin siquiera darnos cuenta, y así transcurrieron mis maravillosos e imborrables domingos…

No solo celebrábamos el 15 de mayo el día de la familia, sino que todos los domingos del año… Como dice la canción de Pimpinela… “Quiero brindar por mi gente sencilla, de corazón, BRINDO POR LA FAMILIA

22 comentarios:

  1. Esa sensación que queda de querer juntar a la familia entorno a esa mesa que ya se cae y armar su tonto asao"
    Que maravilla poder transportarse a esos momentos que, aunque sean familias distintas, epocas distintas, se coinciden en tradiciones y emociones. Muy bello relato♡♡♡ y gracioso tambien jejeje.

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  2. Que lindo Cami, me imaginé todo y quedé satisfecha con solo leerlo, me encantóoooo y a pesar de lo llenita que estaba, sentí lo rico del postre de tu mamy y no pude dejar de imaginar su strudel de manzana … hermoso y entretenido relato!!👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼

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  3. Que linda historia ,ya quiero prepararme la ensalada de Barraza jajjajaj así se llama verdad?? ...Que linda tradición espero que la sigan haciendo ya que esos asaditos en familia son impagables no todos pueden contar historia tan lindas y tradicionales como esa linda muuuy linda historia....

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  4. Cami, me encantó¡¡¡.Que lindo que recuerdes esos momentos familiares que son los mas valiosos en la vida.Tu relato me transportó al momento, casi como si hubiera estado ahí.Espero que sigas escribiendo¡¡¡felicidades mi niña...todo mi cariño....

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  5. Que lindos recuerdos son los que tú cuentas de tu familia, eso es lo que queda grabado en el corazón.
    Y además que eres muy entretenida para contarnos la historia.

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  6. Amé el relato y me transporte a mi propia infancia con los domingos familiares , bien comidos y bien gritados . Hermoso Cami , bellos recuerdos que se llevan por siempre en el alma.

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  7. Cami me encantó con mucho contenido y vivencias y sí juntarse un dia dmgo a disfrutar un rico asado una ensaladas y buen postre es lo mejor disfrutar en familia .

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  8. Que hermoso relato..me transportó a tiempos pasados cuando la familia era lo más importante...cuando el respeto y la alegría inundaban nuestros.corazones....pero en fin espero que todo esto se recupere..
    Gracias por compartir estas vivencias..

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  9. Me encanto... Creo que describe exactamente a los protagonistas ,el varon del asado,fue mi vecino,como hasta,los 9 años..

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  10. Cami, muy lindo. Al final del camino esas vivencias y recuerdos te hacen valorar la importancia de la convivencia familiar, el compartir con otros y el haber disfrutado esos momentos tan lindos. Un abrazo

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  11. Camila me gustó mucho tu relato!!!! Escribes muy bien!!!! Un abrazo!’n

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  12. Excelente relato .. esas vivencias jamás se olvidan .. felicitaciones Cami . Un gran 🥰

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  13. Que lindo Cami!!!! Recuerdos que llenan el corazón 🥰

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  14. me parecia estar leyendo una hernosa pero fantastica e increible historia ..
    situaciones que ya no se dan en estos tiempos en que si no se llena una mesa de trago. no es fiesta lo que por lo general luego termina en discuciones y peleas..
    hermosa vivencia familiar la que usted cuenta señorita ..
    y tan bien relatado..imposible no transportarse en el tiempo y casi ser parte de uno de esos lindos domingos familiares...de la nostalgia del recuerdo a la simpatia de las situaciones divertidas..
    un excelente relato ..
    que te lleva.. de principio a fin ..

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  15. Que maravillosas vivencias querida Camila… ademas tu alegre descripción de esos maravillosos Domingos que viviste en familia… todo un ritual de cariño, de saber vivir la vida en familia…lo que no siempre se logra.. felicitaciones!!

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  16. Hermosos recuerdos y con mucha claridad los transpotas a tus vivencia
    Felicitaciones Camila

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  17. Çada familia una historia, pero esta está descrita de manera muy real, hermosos recuerdos que se atesoran en el alma... Linda historia Camí , cómo mucha destreza y habilidad en tú relato... Te felicito

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  18. Felicitaciones mi niña!!! Eres única me quede fascinada q hermosos recuerdod de la familia ,son tan buenos únicos q quedan grabados en la mente y el corazón solo decirte gracias x compartir tus dmgos en familia ojalá podamos seguir con nuevas historias o lo q sea .gracias .

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  19. Que hermosas vivencias dominicales, que quedan como parte de la historia familiar...entretenida forma de escribir Felitaciones!

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  20. Hermosos momentos en familia, además muy bien contado que entusiasma de principio a final, cuántas historias o momentos parecidos existen pero jamás son escritos y menos relatados en vivo y en directo. La felicito siga escribiendo y nosotros los cantores tenemos la obligación de poner música en esos cuadernos que al no tener respuestas quedan como historia sin darle vida en un libro o en una canción cariños algún día tendré el placer de conocerla. Cariños para UD
    Y su maravillosa madre. Cuídese.

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  21. Qué lindo Cami estupendo relato , gracias por compartir.- felicitaciones.-

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