lunes, 12 de abril de 2021

Carta a Julieta...

Para mi querida Yuli…

Desde aquí te contemplo mi gorda Yuli, bajo un cerrito de mantas que ayuda a capear lo friolenta que eres, amando el quejido que haces cuando te acomodas y tus tiernos ronquidos…

Te he dicho una y mil veces que no puedes partir antes que yo y cuando pienso en que algún día no estés, se me llenan los ojos de lágrimas y aparece el tan odiado nudo en la garganta… Perdón!!!!!!... Se me acaban de empañar los ojos…

Mi negrita sexy, ¿sabes que eres muy importante en mi vida?...  llegaste a mi en un momento muy duro y que sin darte cuenta, fuiste ayudándome a sanar las heridas con tu compañía y tus juegos;  mientras tú te convertías en una perrita bella, tierna, regalona, inteligente y porque no decir, en una perrita perfecta.

Recuerdo tan bien cuando naciste…. Fuiste producto de un descuido de tu abuela, y ese descuido trajo ocho exquisitas consecuencias… te destacabas por sobre el resto de tus hermana, no por lo hermosa, bueno además, eras realmente tierna. Mi hermana te puso una correíta con un cascabel de gato que sonaba cuando caminabas, así que sabíamos en donde te habías metido.


Como olvidar esa barbilla blanca con la que naciste, tu carita de viejita y que divertido era cuando tomabas leche y te inflabas como un pumpullo; recuerdo como te quejabas cuando caminabas o cuando te tomábamos en brazo; y eso lo haces hasta hoy.

Como suele suceder, la adopción de tus cuatro hermanos fue fácil, muy por el contrario, tus hermanas no corrieron la misma suerte y tuvimos que llevarlas al veterinario para que nos ayudarán con la adopción… fue muy triste para nosotras porque  las personas prefieren perritos y con el dolor de nuestra alma tuvimos que entregarte, aunque en ese momento no sabíamos que era por unos pocos días… yo estaba haciendo encuestas para mi tesis en la $%&=$ del mundo, casi sin señal. Recibo una llamada de mi hermana contándome que mi mamá te había adoptado… que alegría más grande, por las cosas del destino, aún no te adoptaban y así fue como llegaste a nuestras vidas… Desde que naciste te nombramos Julieta, pero tienes millones de apodos... “chuli chifer”, “chuly”, “chulito”, “negrita”, “gorda yuli”, y última mente mi sobrina te llamo "gorda buli". Al día siguiente regreso a casa con ansias de verte  y escucharte nuevamente… Y ahí estabas tú… con tu barbilla blanca, tu carita de viejita y tu collar de gatito.

Tu mamá adoptiva te mandó a vivir con nosotras y el chico a Santiago, la tarea era  que aprendieras a hacer del uno y del dos; por supuesto que esa enseñanza, hizo que te quedaras por 6 años con nosotras y obviamente, con el rey de la casa “El chico”. Ambos se acoplaron muy bien, claro que seguías al chico para todas partes, él iba a la cocina y allí ibas como colosito detrás; él se subía a la cama, pero tú no alcanzabas, eras muy pequeña y con patitas corta; así que teníamos que subirte cada vez que al chico se le ocurría subirse; parecías la sombra del chico, eran muy felices los dos.

 

Cuando íbamos al parque matabas… por eso te apodamos “la shuly shifer” o “negrita exótica”, todos los perritos se acercaban a ti, no tengo claro si ellos se daban cuenta que eras y serías señorita para siempre, porque fuiste operada jovencita. Como olvidar ese día que se quedaron solos en el departamento, agarraste la punta del confort y te diste vuelta por todas la casa, dejaste la escoba… y como te hacías cacú cuando te enojabas por estar sola, incluso un día te hiciste sobre una cama… 

Hiciste que el tiempo en la universidad fuese una eternidad, contaba las horas para regresar a casa y verte, sentir tus patitas cuando abría la puerta  y tu colita moverse al vernos entrar… desde allí en adelante llegar a casa era lo mejor. Eras el centro de mi vida, quien me la endulzaba y me ayudaba a salir adelante. Tu mamá dormía con el chico y tú dormías conmigo.


Como olvidar cuando comíamos cheesecake de chocolate, era uno de nuestros platos favoritos, era una cucharada para mí y otra cuchara para ti… ahora que estás más viejita no comes cosas dulces, pero si pronunciamos “pollo”, “rollito” o “palito”, tu cabecita y tus “churejas” se levantan y en tus ojitos se dibujan un “yo quiero!!!!!”.

¿Recuerdas que cuando hacía calor tú  te “sopeabas”?,  tus axilas olían feísimo, más de una vez pensamos que debías de usar desodorante, pero como no existía teníamos que aguantar tu fragancia o de plano darte un baño de los que nunca te han podido gustar... para que decir el secador... es un enemigo.

Y para que decir lo buena que eres para pelechar, dejas las mantas negritas de pelo, a tal punto que cuando te bañamos tapas el desagüe… OBVIO que no puedes ser perfecta… pero yo amo cada pedacito de ti… nada más tierno que verte sentada y como no te puedes el cuerpecito mueves tus patitas como marchando, seguro por tus patitas cortitas y tu incipientes gramos de más.

Amas estar acostada, pero también eres muy ágil. Una de tus pasiones es jugar a buscar las piedras; es más, al nombrar la palabra “piedra”, hace que corras velozmente a buscarla y mueves tu colita como helicóptero, no siempre la encuentras, pero en empeño no te quedas.

Todo estaba perfecto, hasta que llegó una pequeña cosa peluda y bigotona… una nueva integrante de la familia llegó a revolver el gallinero, la señorita Antonia. En ese momento se acabaron los paseos al parque, compartir con las visitas ya no era una opción, los chillidos al escuchar a los vecinos que nos dejaban estampada en el techo… como olvidar la cara del chico cuando llegó la Antonia, miraba de reojo con huevos fritos, lo mismo te paso a ti Yuli. Recuerdo que ustedes se arrancaban de esa cosa peluda, pero poco a poco ingresó al clan… desde ahí los denominamos “Los tres mosqueteros”...


Ahora estás de vacaciones en la casa de la Nona, todos los días paseamos luego que regreso del trabajo y un día x, se me ocurrió escribir esta columna, un día mientras paseábamos por el campo; te veías tan feliz caminando con tu galope rimbombante, te veías tan tierna, tan tú, que se me ocurrió hacerte un pequeño homenaje mi Gorda Yuli... ojalá todos pudieran sentir el amor que yo siento por mi gordita, un amor puro y que hace que disfrutemos los momentos sin pensar en nada ni nadie más…

Ahora ya tienes 10 añitos, no sé en qué momento creciste tanto, no sé en qué minuto te convertiste en  alguien tan importante para mí, no sé en qué minuto llegue a amarte como te amo…

All my love…

 Camila

“Un perro es lo único en esta tierra que te ama más, que lo que se ama a sí mismo” Josh Billings