domingo, 2 de agosto de 2020

Amor a distancia...

Levante la mano quien ha tenido una relación amorosa a distancia... me imagino que varios de ustedes la levantarían. Algunos hemos tenido que separarnos por temas de estudios, otros por un tema laboral, o por alguna otra razón. Ya sea el motivo de la separación, todas ellas convergen en la palabra sufrimiento.

Como en todo orden de cosas, ni todo es tan bueno ni todo es tan malo, de hecho cuando tienes lejos a la pierna pelua´ o a la pierna suave (según sea el caso), tendrás más tiempo para ti y para dedicarle más tiempo para disfrutar tus hobbies. Depilarte ya no es un tema de vida o muerte. No siempre tienes que estar arreglad@. Puedes juntarte más seguido con tus amigos o seres queridos, etc, etc, etc… Vaya que la lista de ventajas no deja de ser interesante.

 

En lo que a mi respecta, la mayoría de mis pololos han estado en otras ciudades, incluso en otros países, lo que hizo que me acostumbrara a este tipo de relación. Lamentablemente en una relación a distancia la palabra “libertad”, se convierte en un sustantivo que no quieres dejar ir.

Si bien es cierto la tecnología es un aliado en este tipo de relación, recordarás que hasta hace un poco más de 15 años, este aliado no existía y me tocó palparlo en mi segunda relación a distancia estando a miles de kilómetros de Chile, específicamente en Australia, cuando fui por un intercambio escolar cuando sólo tenía 16 años. 



A este chico lo conocí después de postular y pasar todas las etapas del proceso para realizar el intercambio en Australia. A todo esto, yo estaba feliz con mi postulación y vibraba cuando iba avanzando en las etapas. Hacer un intercambio escolar para aprender inglés era uno de los puntos de mi “bucket list” mental. El problema fue que lo conocí cuando estaba a la espera de los resultados de la postulación. ¿Y que creen?, recibo un correo electrónico indicando que había quedado seleccionada, así que ya estaba con pie dentro del avión… Hasta ahí me duró la felicidad. Comprenderán que a los 16 años el amor se vive de forma más intensa, sientes que no puedes vivir sin el otro. Pero bueno, tuve que apechugar, a pesar de que mi padre me dió la chance de desistir, pero el orgullo fue más fuerte y un 4 de febrero del año 2014, estaba llorando a mares sentada en un avión partiendo al lejano continente de Oceanía.



Fue durísimo!!... Estuvimos 6 meses sólo contactándonos por teléfono, y para peor. por políticas de la familia Australiana, serían sólo 20 minutos a la semana. 

Sagradamente, todos los días nos enviábamos correos electrónicos, yo los esperaba con ansias. Para que hablar de videos o audios... NADA DE NADA. En esos años no estaba todo tan tecnologizado como ahora, así y todo con esa escasa tecnología, estuvimos separados 6 meses… meses que en un principio fueron interminables, pero que finalmente, no me morí como yo pensaba cuando me dieron la noticia jajaajajaj.

 

El regreso fue un poco complejo. Yo venía de otra cultura, mi familia Australiana era totalmente distinta mi familia Chilena, el colegio, mis amigos, todo era demasiado diferente. En un principio extrañé todo, lloraba, incluso con mi pololo fue difícil los primeros días, es como que te “vuelves a conocer”, porque todo a mi alrededor, todo había cambiado. Así y todo no me arrepiento en lo absoluto de mi decisión, pues el amor fue más fuerte y duramos muchos años más, en los que la distancia nunca fue un motivo de ruptura.

 

Mi mamá me cuenta que en los años 70 era mil veces peor. El teléfono era impagable, y la única forma de saber el uno del otro era vía carta. Se demoraban una semana en llegar, o sea si le preguntaba si vendría a Ovalle, tenía que esperar ansiosamente la respuesta del sí o del no. Eso sí que debió de ser angustiante.


 

Pero una de las relaciones a distancia más heavy que he mantenido, fue con un hombre al cual llamaremos Ignacio. 

Yo le había echado el ojo hace bastante tiempo, y que finalmente conocí por mi primo. Al tiempo me agregó a Face y comenzamos a chatear. En ese tiempo yo estaba pololeando, así que sólo hablabamos como amigos, era tan rica la sensación de que alguien me preguntara todos los días “¿Cómo amaneciste?, ¿Qué tal tu día?”. Finalmente se acabó mi relación y con toda la perso le metí conversa a Ignacio, quedamos en juntarnos el siguiente sábado, no les cuento los nervios que sentí esos 4 días de espera… a mi sinceramente me encantaba… me recordaba a un actor Chileno “Matías Oviedo”. 



Para que les cuento los nervios previos a la cita, me probaba y me probaba los chilpes que tenía, hasta que me decidí por algo muy casual así como que no quiere la cosa; jeans oscuros, polera blanca, un pañuelo y un abrigo morado, según yo me veía “mina”. Me fue a buscar al estacionamiento como todo un caballero, el contacto visual fue un poquitin incómodo me miraba fijamente a los ojos mientras hablábamos. Entramos en su departamento, me tenía cosas ricas para comer… pizza y sushi (no sé como sabía que era tan hambrienta) y una cerveza... lo recuerdo perfecto, de hecho recuerdo cada detalle de esa noche. Conversamos un largo rato, vimos una película, sólo les puedo decir que llegué a mi casa a la mañana siguiente.



Y así continuaron los meses... me sentía tan bien teniendo una relación “normal”, con alguien a quien admiraba mucho (en muchos ámbitos), que tenía su vida resuelta, que ya no teníamos que dividirnos las cuentas a medias (como en la universidad), y que me hacía sentir como una mujer, no como una mamá ni nada por el estilo. Me enamoré profundamente de este hombre, era todo lo que yo esperaba de una pareja, pero nunca pensé que nuestra relación iba a tener que pasar por una prueba tan difícil.



Cuando la relación estaba consolidada (no había pasado mucho tiempo), me dice que esta postulando para estudiar un MBM en China… CHINA!!!! Me quería morir!!, y lo peor es que duraba casi un año…

Postuló a través de la embajada y después de varias pruebas quedó seleccionado. Recuerdo tan bien ese día que estaba en la oficina y me llama por teléfono, me dice “Amor quedé, me voy a China en un par de semanas”… no lo podía creer, en que momento una postulación se convirtió en “te vas en dos semanas”. Partí volando al baño, no podía respirar, me ahogaba en llanto, era una desesperación muy grande, pero yo sabía que era lo que él quería y yo no era quien para pedirle que no se fuera, no podía ser egoísta, creo que es parte de amar a un otro.

 


Inmediatamente hablé con mi jefecito y le conté la situación: “Gonzalo, necesito urgente una semana de vacaciones”, rápidamente accedió a mi petición. El fin de semana agarré una maleta y me fui a pasar su última semana en Chile. Entre tanto trámites y cosas, poco tiempo y pocas ganas habían de regalonear, sus nervios eran evidentes, su mal genio para que decir, pero sentí que había hecho todo lo que tenía que haber hecho.

 

Como olvidar ese horrible sábado cuando tuve que despedirme de Ignacio, pensando en que sólo el destino sabría lo que pasaría con nuestra relación en esta prueba de estar un año separado. Me hice la fuerte, de hecho él estaba peor yo. Mientras esperaba en la fila de policía internacional, me mensajeaba y me decía “sácame de aquí”. Yo aguante estoica las ganas de llorar, siempre quise que se fuera con mi sonrisa grabada en su mente y en su corazón.


Llegué al departamento y aún no lloraba, creo que aún no asimilaba lo que estaba pasando. Menos mal que mi hermana me dice “¿vayamos al cine para distraernos?”, yo no dejaba de pensar en Ignacio y en como iría en el viaje. Pero lo inevitable llegó… en la noche me acosté y no paraba de llorar, sentía que una parte de mí se había ido, ese amor maduro, con proyecciones, no lo tendría durante 11 meses más.


                             


Yo tenía muy claro que Ignacio no iba a engañarme o mentirme. Él lo tenía claro también con respecto a mí. Por supuesto que siempre existen momentos de dudas, de celos, pero como había suficiente confianza, pudimos manejar esa parte sin problemas.

 

Los primeros días fueron muy tristes, sentía que los días no avanzaban, sentía que mi pena y las ganas de tenerlo a mi lado eran demasiado grandes. Todo me recordaba a él.

 

Con Ignacio teníamos una diferencia de hora de 11 horas, es decir cuando en China es de día, en Chile es de noche, así que aprovechábamos esos ratitos antes de que el otro se fuera a dormir. Teníamos que encontrar el mejor momento para comunicarnos, yo me arrancaba del trabajo y hablábamos sobre su día y mi noche. Al principio sacrificaba mi sueño y dejaba el celular con volumen en la noche para hablar en mis madrugadas, pero ya después de unas semanas el cuerpo me pasó la cuenta y no estaba rindiendo en el trabajo.



Caí en una depresión horrible, en vez de aprovechar esos meses, me dediqué a puro sufrir. Lástima que cuando vieja nos damos cuenta de eso. Subí una cantidad de kilos impresionante… no podía dejar de comer… Ignacio quería que nos viéramos por cámara, pero siempre se lo negué, no podía ver a una Camila que no conocía… primero muerta antes que eso. Sólo le dije el motivo cuando ya estaba de vuelta en Chile, porque yo ya estaba como él me conoció.


Los días para mi no variaban mucho. Despertaba preguntándome ¿Cómo estará Ignacio?. Porsupuesto que lo primero que hacía al abrir un ojo era escribirle un mensaje o llamarlo, no siempre me contesta de inmediato y reconozco que me entraba la angustia, pero no me quedaba más que confiar. Teníamos tantos planes juntos que pensar en que podía pasarle algo hacía que me convirtiera en un atado de nervios... mientras trabajaba esperaba con ansias el llamado diario de las 11 am, mis compañeros me cubrían si mi jefe preguntaba por mí, debo reconocer que recibí mucho apoyo de mis compañeros de trabajo más cercanos, no siempre estaban de acuerdo conmigo, pero no dudaron en apoyarme. En muchos almuerzo salió el tema de Ignacio, no era un tema que me gustara tratar, porque sentía que el tiempo se detenía. me puse a trabajar fuera del horario para que los días pasaran rápido, llegaba tarde a casa y lo único que quería es que llegara la noche para saber que ya era un día menos de espera. 

 

Ya llegando Febrero, empecé a salir adelante, me inscribí en el gimnasio, y eso hacía que llegara a casa cansada. Ya estaba en la cuenta regresiva para estar nuevamente tiqui taca, así que los meses pasaron volando. No faltaron quienes me decían las típicas frases: “Amor de lejos, felices los 4”. “Amor de lejos, amor de pendejo". “Ojos que no ven corazón que no siente”, ¿Cómo será acostarse con una China”, "Vas a tener que desinfectarlo cuando llegue”... me daba una rabia…. Yo estaba segura que no, y hasta ahora lo estoy.



Cuando estaba por llegar no daba más de lo nervios. Cambié la decoración de mi pieza, me hice las uñas y full depilación. Llegó un día viernes a las 08:30 am. Cuando eran las 10 am, lo veo aparecer… llegaba a tiritar, él no tenía idea que yo lo recogería. Estaba parada con un globito de helio que compré en el Apumanque. Fue tan raro volver a vernos, lo sentía tan distante, era como si fuera otra persona, de hecho creo que nunca volvió a ser el hombre del que tanto me enamoré. A pesar de todo, nuestro reencuentro obviamente fue muy distinto a como lo imaginé, era como volver a conocernos, porque sólo llevábamos 4 meses pololeando antes de que se fuera a China.



Fue bien complicada nuestra relación… volver a pololear en la misma ciudad fue un poco agotador.  No por él, sino que yo me estresaba para cumplir como una “buena polola”. Los tiempos que antes eran sólo para mí, ahora debía reorganizarlos. Mi comida ya no era “lo que tuviera en el refri”, tenía que pensar en un otro. Compartir la cama todos los días, llegar, querer echarte y no saber del mundo, formaba parte del pasado, los partidos y las películas de TCM se apoderaban de mi TV.

 

Pero dentro de todo, fue una experiencia muy enriquecedora y que me puso a prueba, por eso digo que la confianza y la comunicación son esenciales para que una relación funcione sobretodo a la distancia. Con Ignacio aprendí a esperar, a sorprender, a confiar, a saber lo que es un amor maduro, un amor desinteresado, un amor que fue capaz de traspasar la barrera de los miles de kilómetros...

Por eso siempre digo… “Las relaciones a distancia no son para corazones débiles”…

2 comentarios:

  1. aqui nuevamente entretenido con tus relatos..
    la sutil manera de contar la sencilles en tus palabras..
    te llevan paso a paso en tu historia..
    cautivas tan bien que no se puede dejar de leer sin llegar al final..

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    1. Muchas gracias Pedro!! Espero seguir cautivándote con mis crónicas. Un abrazo

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