El Trastorno Bipolar (BP), también conocido como el Trastorno Maníaco-Depresivo,
a menudo es confundido con otra enfermedad conocida como el “trastorno límite
de personalidad”, por los altibajos emocionales, una especie de montaña rusa en
las emociones, pero que se sostienen en el tiempo.
A grandes rasgos, existen dos fases anímicas en esta
enfermedad: la manía y la depresión. En la fase maníaca existe un aumento de
energía, ánimo, euforia, disminución del sueño, más “gozador”, más desinhibido,
impulsivo, acelerado, verborrea, inclusive tener sicosis y delirios de
grandeza.
En períodos de depresión, prima el desánimo, se pierde la
capacidad de disfrutar, ganas de nada, disminución del apetito, bajo deseo
sexual, duermes mucho más de lo normal, culpa, tristeza, y también surgen las
ideas suicidas.
Por ejemplo, Si alguien se siente muy bien un día porque le
pasó algo bueno o recibió una buena noticia, y al otro día se siente
depresivo porque ocurrió algo malo, no es necesariamente un trastorno bipolar.
La bipolaridad por lo general, se diagnostica entre los 20 y
24 años, en algunos casos el diagnóstico puede ser después de 10 años de
tratamientos y terapias erróneas. ¿El motivo?... los pacientes suelen
consultar cuando están viviendo la etapa depresiva; empiezan con terapia y con
fármacos. Poco a poco te vas sintiendo mejor y pasas a la etapa de
“normalidad”, donde crees que la tormenta ya pasó… tristemente, este periodo de
“estable” no es prolongado, y ahí es donde viene la fase de la manía; cuando
“te subes” y te sientes invencible, haces cosas impensadas… Ahí es
justamente cuando las personas te felicitan y te dicen “oye que
estas radiante”, “¿qué te pasó que estas tan cambiada?”, “Te ves regi@”... esto
es justamente lo que dificulta detectar la Bipolaridad... porque al sentirte
espléndid@, ¿cuál sería el fin de consultar a un especialista?... Pero
inevitablemente, vuelve la etapa depresiva o en el mejor de los casos, la
estable. Tu entorno siempre te hará saber cuándo estás “feliz”, que por estos
tiempos, es más notoria que una depresión (sobre todo con lo chaquetero que
somos los Chilenos).
Debemos estar muy atentos a quienes nos rodean; no juzguemos,
no demos consejos pensando en que haríamos nosotros (“Es que como no
puedes salir adelante solo”), obviemos los comentarios como “ya te pusiste
Bipo” o “andai´ con la tontera”, porque lo único que conseguirás, es
entristecer a una persona, hacerla sentir diferente (bicho raro), generar un
conflicto, un distanciamiento y además, créeme que eso no sirve de nada.... no
te tomes esta enfermedad como un resfrío, una migraña o una fractura, la
bipolaridad NO ES UN JUEGO.
En lo que si podrías contribuir, es escuchando, abrazando,
aconsejando acudir al doctor, siendo EMPÁTICO, pero JAMÁS criticar....
No existe una cura, la clave es aceptar la realidad, aprender
a vivir con ella, saber manejarla, tener una higiene del sueño y JAMÁS dejar
los medicamentos sin autorización médica.
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